martes, 21 de mayo de 2013

ya no sé que decir...

- Es saber que no hemos aprovechado el tiempo. Que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida, y esta vez, quizá nos confundimos de anden, quizá esperamos algo, que nunca llegue, o que definitivamente pasó. Es tener en la cabeza mil preguntas, y cada respuesta es una pregunta más. Cúmulo de sentimientos y emociones, esos que de vez en cuando, te juegan una mala pasada. Sentimientos, que te arrancan alguna lágrima, y que te hacen reflexionar tanto, que en ocasiones no sabes ni de dónde vienes, ni a dónde quieres llegar. Eso es lo que nos acaba acojonando, no saber responder a cada una de nuestras dudas, mostrar pasividad, y ser tan cobardes de no preguntar. Confusión es lo que ocasiona. Como si se tratase de estar en medio de un laberinto, con numerosas salidas, y aún no sabes cuál de ella es la correcta, cuál de ella es la que debes tomar. Lo único que sabes, es que elegir una salida u otra, implica perder las demás oportunidades, el caso, es saber si estás preparado. Preparado, para enfrentarte cada día a nuevos retos, y nuevas experiencias, preparado para luchar, echarle valor, ganas y fuerza, no dejarte ganar por el tiempo o la distancia, al menos, competir contra ellos. Está bien, es mucho más fácil, darse por vencido antes de haber comenzado la batalla, ahorrarse los esfuerzos y así no morir en el intento.

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